domingo, 13 de mayo de 2012

GUARDABOSQUES CONVERTIDOS EN JARDINEROS * BAUMAN. Z *


Bauman con este texto pretende explicar las transformaciones de la cultura popular en la transformación hacia la modernidad y el rol de los intelectuales. Lo hace a través de la metáfora de los guardabosques y los jardineros.


Las culturas silvestres, se reproducen de generación en generación sin un plan consciente, vigilancia o alimentación especial.
Las culturas de jardín para reproducirse, necesitan plan y supervisión.
La emergencia de la modernidad fue un proceso de transformación de culturas silvestres en culturas de jardín.
El siglo XVII fue la época en que el proceso adquirió impulso. Hacia principios del siglo XIX se había completado en el extremo occidental de la península europea.
El paso de una cultura silvestre a una de jardín, también es la aparición de un nuevo papel, orientado hacia fines antes desconocidos y que exige calificaciones previamente no existentes: el del jardinero. Este ocupa ahora el lugar del guardabosques. Los guardabosques tienen confianza en la abundancia de recursos de los seres a su cuidado. Los guardabosques no son grandes creyentes en la capacidad humana para administrar su propia vida, son personas naturalmente religiosas. Su falta de interferencia en el funcionamiento espontaneo de la cultura silvestre se refleja en su filosofía de la índole sobrehumana del orden del mundo. En si misma, la cultura silvestre no puede percibirse como una cultura, se la ve como naturaleza, es decir, creación de Dios. La redefinición del orden social como algo que no era absoluto fue el mojón más importante en el camino hacia la modernidad.
El rechazo de Hobbes del estado natural de la humanidad como una condición en la que la vida humana es detestable, brutal y breve es presuntamente la mas citada y conocida de todas las ideas legadas a la posterioridad por los pensadores del siglo XVII.

¿De dónde tomó Hobbes esta imagen del estado natural? ¿Qué había en el mundo de los contemporáneos de Hobbes que pudiera inspirar la pavorosa imagen del estado natural? Parece que Hobbes fue victima de algún tipo de ilusión óptica. Los inquietantes cuerpos extraños que infestaban su mundo vivido eran una vanguardia de la sociedad venidera, las pocas muestras diseminadas de lo que iba a convertirse en el estado normal: una sociedad compuesta por individuos con libertad de movimientos y orientados hacia la ganancia, coaccionados por la vigilancia comunitaria.
La nueva percepción de la relación entre el orden social y la naturaleza encontró su expresión en la conocida oposición entre razón y pasiones. Estas ultimas se veían cada vez mas como el equipamiento natural de los hombres. La razón, llegaba con el conocimiento, debía ser transmitida por otras personas que conocían la diferencia entre el bien y el mal, la verdad y la falsedad. De tal modo, la diferencia entre razón y pasión fue desde el comienzo algo mas que una oposición moral.

¿Como podía ser posible que los preceptos de la razón influyeran sobre la conducta de hombres guiados únicamente por las pasiones?
Las percepciones ampliamente compartidas por quienes participaban en el debate fueron resumidas por Spinoza: “Ningún afecto puede ser reprimido por el verdadero conocimiento en cuanto se lo considera como un afecto”.
Las emociones no pueden manejarse mediante la voz de la razón, mas bien pueden manejarse de esa forma solo en los casos en que el conocimiento mismo se convierte en un “afecto”.
En opinión de Spinoza, la devoción de Dios, el deseo de ser bendecido y la fe en la eficacia del camino de la salvación tal como lo señala la religión, podían concluir al resultado necesario.

Había también otra oposición entre interés y pasiones, la dimensión de clase, la existente entre dos tipos de hombres más que entre dos lados de la naturaleza de un individuo, o dos tipos de conducta a los cuales podía entregarse una misma persona.
Cuanto más se alababa el comportamiento interesado como socialmente beneficioso, más nociva y perjudicial parecía la conducta aguijoneada por las pasiones y vuelta hacia la misma.
El efecto mas importante del discurso de la razón contra las , fue la recaractización de los pobres y humildes como clases peligrosas, que tenían que ser guiadas e instruidas para impedir que destruyeran el orden social, y la recaractizacion de su modo de vida como un producto de la naturaleza animal del hombre, inferior a la vida de la razón y en guerra con ella.
La mejor forma de entender todo el discurso es considerándolo como un aspecto de una operación de clausura y exclusión.

El estado moderno inicial, hizo grandes esfuerzos por ordenar la vida diaria de sus súbditos. El campo de acción del estado se ampliaba con tanta rapidez que todo un modo de vida parecía estar sufriendo un ataque generalizado.
Cuerpos encadenados y almas sometidas habían pasado a ser los nuevos mecanismos de poder.

Al comienzo de la cruzada, las viejas costumbres se reprobaban como “inexactas”, ya que celebraban hechos inexistentes o mal interpretados de la historia, y con ello promovían la ignorancia popular. Mas tarde, los argumentos se orientaron a la defensa de la racionalidad y los festivales, procesiones, juegos y diversiones rurales y urbanos fueron declarados culpables de desatar las pasiones y sofocar la voz de la razón. Por ultimo, hacia la segunda mitad del siglo XVIII, los nuevos ámbitos que centralizaban los pronunciamientos de autoridad se establecieron probablemente con la superficie firmeza para permitir que la persecución de las tradiciones locales y sus defensores se justificar en términos de su conflicto con las convenciones y códigos de comportamiento socialmente aceptados.
En su Dictionnaire philosophique, Voltaire resumió dos siglos de discurso cuando definió las fêtes como una ocasión para que en los días de sus santos favoritos los campesinos y artesanos se emborracharan, se entregaran a la pobreza y el libertinaje y cometieran delitos.
La iglesia renuncio a su larga y feliz cohabitación con las tradiciones y cultos locales. Se opuso un calendario eclesiástico rígido y universal a los calendarios locales de las festividades tradicionales, Se dio preferencia a la religión sofisticada, altamente intelectualizada y abstracta de los teólogos por encima de las poco refinadas pero exuberantes y apasionadas creencias de los iletrados.